Recortes a SNAP podrían devastar a las familias de Colorado y a la economía

Recortes a SNAP podrían devastar a las familias de Colorado y a la economía

4 de marzo de 2025

En Colorado, 1 de cada 10 residentes—más de medio millón de personas—depende del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), y más del 60 % de los beneficiarios son familias con niños. Si avanzan los recortes presupuestarios federales propuestos para SNAP, las consecuencias serán graves para las familias trabajadoras, los adultos mayores y la economía del estado.

La reciente resolución presupuestaria de la Cámara de Representantes, impulsada por el Partido Republicano, propone recortes de $230 mil millones desde el Comité de Agricultura de la Cámara para compensar reducciones de impuestos a los estadounidenses más ricos y a las corporaciones. Una propuesta filtrada sugiere que la mayor parte, si no la totalidad, de estos recortes provendrían de SNAP, lo que significa una reducción de $3.2 mil millones para Colorado en la próxima década, solo para que los más adinerados paguen menos impuestos.

Los cambios clave incluyen requisitos laborales más estrictos, la eliminación de la flexibilidad estatal para ajustar los límites de ingresos y activos, y la reversión del Plan de Alimentación Económica (TFP), lo que reduciría los montos mensuales de los beneficios por debajo de lo necesario para mantener una dieta saludable. Estas modificaciones generarán más trámites y burocracia, no menos, contradiciendo las afirmaciones de reducir el “desperdicio” y el “fraude” gubernamental.

Por ejemplo, imponer requisitos laborales más estrictos aumentaría las ineficiencias administrativas en Colorado, donde SNAP se procesa a nivel de condado y ya enfrenta acciones correctivas federales por demoras. La realidad es que la mayoría de los beneficiarios de SNAP ya trabajan, mientras que quienes no lo hacen suelen ser personas mayores, niños, personas con discapacidades o cuidadores. Se ha demostrado que los requisitos laborales no son efectivos para promover la estabilidad financiera a largo plazo y sólo dificultan el acceso a la asistencia alimentaria.

Más allá del impacto individual, recortar SNAP tendría un efecto dominó en la economía. SNAP es un multiplicador económico: por cada $1 invertido, se generan entre $1.50 y $1.80 en la actividad económica local. Reducir los beneficios afectaría a pequeños negocios, supermercados y productores de alimentos, disminuyendo el gasto de los consumidores y ralentizando el crecimiento del empleo.

Mientras el Congreso impulsa recortes a SNAP, Colorado está trabajando para ampliar el acceso a los alimentos y fortalecer las economías locales. La legislatura estatal presentó recientemente el SB25-169, que llevaría el Programa de Comidas en Restaurantes del USDA a Colorado. Esta iniciativa permite que personas mayores, personas con discapacidades y quienes enfrentan inestabilidad en la vivienda usen sus beneficios de SNAP para comprar comidas preparadas en restaurantes participantes. Actualmente, nueve estados han adoptado este programa, que apoya a personas vulnerables y al mismo tiempo impulsa los negocios locales.

"Los beneficios de SNAP están diseñados para ayudar a las personas a comprar alimentos, pero para quienes no tienen cocina o tienen dificultades para preparar comida, eso no es una opción realista. Sin la capacidad de cocinar, muchas personas se quedan con beneficios sin usar mientras siguen pasando hambre,” compartió Greta Allen, directora de políticas del Blueprint. "El Programa de Comidas en Restaurantes ayuda a cerrar esta brecha, asegurando que la asistencia alimentaria federal realmente se utilice para su propósito original: alimentar a las personas."

En un momento en que el hambre sigue siendo un problema urgente, recortar SNAP sería un paso en la dirección equivocada—perjudicando a las familias, profundizando la desigualdad económica y frenando el crecimiento local. En lugar de eliminar recursos vitales, los legisladores deberían enfocarse en expandir los programas federales de nutrición para fortalecer las economías locales y combatir la inseguridad alimentaria.

Por Dayana Leyva, gerente de políticas del Plan de Colorado para Acabar con el Hambre